sábado, octubre 17, 2015

Lo más peligroso

Publicado el 28 de mayo de 2013 para Fangames
Lo más peligroso

Estamos en el día 7 después de la conferencia de Microsoft. Toda Internet está ocupada por haters de su modelo de negocio… ¿Toda? ¡No! Una aldea virtual poblada por irreducibles periodistas resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no es fácil para las redacciones de Penny Arcade, Rev3Games, GameTrailers y Huffington Post…

Si hay algo que me tiene indignado, más que la presentación chapucera, la consola a medio gas o las cláusulas totalitaristas de Microsoft, son algunas reacciones que estoy leyendo al respecto. Porque, en efecto, sobre la XBox One y las políticas que la rodean han caído toneladas de mierda, pero por increíble que parezca hay quien las justifica. Yo soy el primero en entender qué hay detrás de movimientos como la intermediación de la segunda mano, pero es imposible defenderlos. Y no imposible a nivel de usuario, e incluso como blogger, después de todo citando al genial Marcus Fenix “no le puedes quitar a la gente el derecho de ser gilipollas”. No se puede censurar a la gente por tener una opinión o por querer algo que no les conviene. Pero si estás en la posición de ser un profesional de los medios tienes unas obligaciones éticas e incluso deontológicas para con lo que publicas. Por ejemplo, si no eres un bloguero de tres al cuarto como yo, sino el productor remunerado de una empresa que hace un programa que van a ver decenas de miles de personas no invitas a este tío al panel:


NO—LO—HA-GAS. Desde luego te va a hacer un gran contrapunto en favor de Microsoft pero por lo demás es penoso. Las compañías ya pagan mucho dinero a unos señores de relaciones públicas para hacer ‘damage control’, no hace falta que les hagas el trabajo. Otro ejemplo sin salirnos de la misma página: si no encuentras contrapunto en alguien decente para tu videocast lo mismo es porque no hay una opinión que sea razonable y a la vez esté a favor del DRM en cosola. No pongas en pantalla al tipo que ha ido a la farsa esa de la semana pasada y se ha tragado toda la basura que los de marketing han ido soltando.
Tampoco estoy diciendo que la única postura legítima sea avasallar la consola. XBox One es una consola que ofrece experiencias únicas que pueden ser del agrado del divulgador. Puede interesar más la integración de un dispositivo como Kinect en la jugabilidad —a pesar de su probada falta de respuesta— que un mejor rendimiento de los juegos. Es una postura. Puede que no tengas tablet en casa y prefieras tener una caja que lo hace todo simultáneamente en vez de pausar el juego para mirar un dato en una aplicación, o sincronizarte con la tablet que tienes pero que prefieres usar sólo como segunda pantalla de la consola. Comprensible. Incluso puede ser, amigo periodista, que seas un fan de los títulos exclusivos de Microsoft, a pesar de que todos los que los crearon o se han ido o han sido desmantelados, porque consideras que los nuevos estudios contratados están dando la talla con la herencia legada. Esss… eh… legítimo, aunque no lo comparto.
La industria necesita replantearse muchas cosas en su modelo
Microsoft puede tener mucha cara presentando esto como una consola para el jugador tradicional, pero tiene todo el derecho del mundo a intentar metérsela doblada al consumidor. Es más: vender —y vender mucho, además— un producto claramente inferior, a un precio poco competitivo, a una masa conducida por la publicidad e incapaz de comparar, por pereza e ineptitud, no sólo es el derecho de cualquier compañía sino que hasta es tradición. Es un maldito modelo de negocio, una forma de vida para muchos.

Paradójicamente precisamente todo lo que ya no se puede cambiar (el hardware, decir adiós a Bungie…) es completamente inofensivo y se puede tomar partido por ello en cualquier reflexión sobre la conferencia y la consola sin que sea en absoluto reprobable. Lo que no se debe tolerar de ningún modo, lo que es pernicioso para todos, es la apología de las políticas anti-consumidor que la compañía se ve incapaz de negar. Primero, amigo americano, porque es ilegal en algunos sitios más civilizados que tu colonia emancipada, como por ejemplo en Europa. Segundo, porque no aporta ningún beneficio al consumidor, a tus lectores, a ti mismo como usuario, estando todos desprotegidos por una política unilateral. Cualquier comodidad puede ser igualmente reproducida por una máquina sin condiciones draconianas. El instalar un juego en el disco duro, que se pueda compartir y que a la vez no suponga la ruina de la distribuidora ya está inventado: ¡es lo que hace la XBox 360! Al requerir el disco para una primera comprobación el sistema funciona bien para todos, y todos ganamos. Defender lo contrario debería ser motivo de estigma para ese profesional.

Lo hacen por puro fanatismo, por ineptitud, apatía o falta de profesionalidad
Tercero y más importante: es falso que los videojuegos necesiten esto para sobrevivir. La industria necesita replantearse muchas cosas en su modelo, pero los derechos básicos de los consumidores —presentes en cualquier otra industria— no es una de esas cosas. Además, ni siquiera obtendrían el impacto deseado ya que gran parte del dinero que los jugadores reciben por sus juegos viejos se invierte en juegos nuevos, que mantienen en marcha la maquinaria. El maestro trató este tema hace un año: la segunda mano generó en EEUU dos mil millones de dólares en 2011. Podrían ser algo más, y según los números de GameStop ahora mismo están inyectando con esta práctica mil ochocientos millones de dólares directamente a la compra de juegos nuevos. Si la segunda mano desaparece (y entorpecerla es la mejor manera de hacer que desaparezca) las compañías mal gestionadas no van mágicamente a solucionar sus problemas de beneficios. Y en vez de quedarse una pequeña porción del pastel obtendrían una parada súbita en los ingresos por juegos recién lanzados. No obstante sólo hay que ver las cuentas de las empresas del sector para darse cuenta de que lo que intentan reclamar es una cantidad enana para sus propósitos de supervivencia. Que lo que falla son sus expectativas de venta y su estructura de costes. Sumemos a eso que nada azuza la piratería como los DRMs, por lo que también veríamos una reducción de ventas en ese sentido.

Es decir, la situación sería bastante peor. Y aunque no lo fuera, aunque todo saliera bien y las distribuidoras ganaran dinero sin dañar la segunda mano, seguiría estando mal pasar por alto estas prácticas. Las compañías no siempre saben lo que es mejor para ellas y su entorno. La gente se sorprendería de lo alienadas que pueden llegar a estar de la realidad de su sector. Que éstas empresas decidan llevar a cabo estas prácticas para perjuicio de todos es sólo un ejemplo más. Desde los medios de información profesionales el deber es de denunciar estas prácticas y presentar los hechos como son. Los que no lo hacen porque están comprados son un mal menor. Todos sabemos quiénes son, son fácilmente identificables y su discurso es transparente. El problema son los que lo hacen por puro fanatismo, por ineptitud, apatía o falta de profesionalidad. Los que no van con mala intención y quieren ayudar. Esa gente contamina la opinión de muchos usuarios que no necesitan estar más desinformados de lo que ya están. Porque la incompetencia ha sido de siempre más peligrosa que la mala fe.

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