
Behold our campo de pruebas.
Todo porque decidí ejercer mi voluntad por una vez en lugar de obececer las órdenes de hechiceros, espíritus y demonios que entonaban el mismo tedioso estribillo.
De Commander Chuache a Radical EdHace poco me puse a reflexionar en cómo entré en mi actual ciclo centrado en las consolas. No sé si me repito, pero voy a aclarar esta parte de mi personalidad. Tengo muchas aficiones. Demasiadas según la opinión de cualquier persona cabal. Pero no están en armonía, robándome tiempo en la misma medida. Usualmente hay algún hecho que, ya por hacer más atractiva esa afición, ya por desgaste del hobby anterior, atrae mi interés sobre un tema en concreto. Precipitándome así a una vorágine de tiempo perdido e intercambios monetarios a espuertas. Es el inicio de uno de mis ciclos. Ya hará un par de años desde que mi mundo gira en torno a las consolas y empiezo a sentir síntomas de deterioro en mi interés, lo cual me llevó a preguntarme cómo me metí en este berenjenal. No es que antes no comprase juegos o no me informara esporádicamente de los eventos más importantes, cada afición queda latente y funcional mientras la que asume el control absorbe la mayor parte de mis recursos, aunque no todos. Y entonces recordé que al igual que he hecho esta mañana, hace unos años pasaba por delante del kiosco más vistoso de mi barrio y, al igual que esta mañana, encontré una publicación que llamaba poderosamente mi atención. Su cuidada encuadernación me vendió la revista de inmediato, a pesar de que su portada era el Jefe Maestro con sus dos horrendas metralletas de juguete del Halo 2. Lo que quiere decir que si Joan Piella, director de theGame.mag, no hubiese contratado a gente de buen gusto para crear el look de la revista muy posiblemente tú, eventual lector, no sabrías quién es Radical Ed -algo que hubiese pasado si se hubiese presentado como una Super Juegos cualquiera-. Hará un par de días me puse a releer mis viejos números de la revista y lo que encontré no me gustó nada. Como si de espejos se tratasen, sus páginas me revelaron lo más terrible que puede encontrar cualquier hombre: a sí mismo. Pero antes de reflexionar sobre esto hagamos un poco de historia sobre cómo he llegado hasta aquí.
Trust in my self-righteous suicideLa compra de ese primer ejemplar de theGame.mag me dio lo que hacía años que no tenía: amparo. Es cierto que ya tenía banda ancha desde hacía tiempo y que conocía páginas como Gamespot, pero siendo la construcción del ejército Tiránido más grande del país mi principal objetivo por aquel entonces, mi contacto era tangencial y me servía meramente para informarme de algún asunto en particular. Nada que ver con la insaciable sed de noticias con la que ahora visito news4gamers -sección PS3, claro- o hardgame2. Empecé a leer los primeros indicios de un cambio generacional –sí: no había caído en que ya tocaba- y volví a disfrutar de una crítica especializada. Cuando crearon su blog yo me registré en Blogger, lo cual me dio automáticamente este espacio en la red. Y este blog es un buen registro del impacto que ha tenido sobre mí la vuelta al mundo del silicio. Pero lo que fácil viene fácil se va. La revista cerró devolviéndome al desamparo en el que me encontraba pero más hambriento de contenido que nunca. Después vinieron muchas páginas en mis favoritos, gamerah, la corrupción de efebeí y –como diría Mercury- todo lo que viene con ello.
He estado moviéndome en el enrarecido cambio generacional a tientas. Adquiriendo un conocimiento sin precedentes en mi vida no ya sólo sobre el futuro, sino también sobre el pasado de los videojuegos. He leído un millón de veces lo que el redactor de turno opina que es el verdadero criterio con el que ha de medirse un juego. He aprendido nociones de estética y despertado sensibilidades que ni siquiera sabía que tenía. He racionalizado mis sentimientos, mis afinidades y las de los demás. Me he convertido en un tertuliano de tres al cuarto, heraldo de una causa que no me incumbe. Junto con mis amigos -inevitablemente arrastrados por mi influencia- hemos seguido y comentado feria tras feria, pantalla tras pantalla. Ya no nos conformamos con menos que un vídeo en alta definición. Hemos ocupado banda ancha y llenado discos duros con tráileres como para colapsar un pequeño país africano. Me he llegado a cabrear y mucho. Me he implicado, no es que no lo haya hecho antes en otros ciclos, pero el grado con el que lo he hecho esta vez colma el vaso. Mi estancia casi permanente en la red es sólo una parte de eso. La batalla dialéctica que mantengo con efebeí es una parte muy importante de todo esto. Hablar con el primer aspirante a historiador práctico de los videojuegos me ha hecho ceder posturas en demasía y he perdido parte de mi apreciación personal. He llegado a aceptar aquello que no es reflejo de lo que me gusta. Lo que a mí me gusta debiera serlo todo en cualquier afición. No existe una verdad objetiva por la cual el Crackdown me deba merecer el más mínimo interés. Pero lo que realmente me ha hecho perder -a mí y a más de uno- la perspectiva es el cambio de generación y el torrente de tinta que se esta llevando por delante la cordura de páginas webs enteras.
Tú no eres tú, eres yoY de este modo llegamos a antes de anoche en que me decidí ojear la revista que me hizo volver la cabeza hacia los juegos de nuevo. En el mundo de hoy en día se hace raro leer una revista donde se idolatra al Halo y que babean por un Ridge Racer. Al menos en la prensa con criterio. Todo es ahora cinismo, ironía, ofuscación, exaltamiento. Aunque supongo que lo que más me chocó es leerme a mí mismo. Típico de un egocéntrico. Lo que al principio fue un empujoncito a mi autoestima es ahora un recordatorio de cómo ya no soy. He seguido antes un cambio de generación con ahínco: cuando llegaron los rimbombantes procesadores RISC. Acabé comprándome los tres sistemas y disgustándome con dos. El tener una Xbox 360 debajo de mi televisión y estar preparando una serie de artículos que la critican no es una señal nada halagüeña, más bien indica que la historia quiere repetirse. Creo que la mejor transición que he hecho nunca ha sido de PlayStation a su segunda parte. Apenas supe de nada de la Dreamcast. Nunca contemplé otra posibilidad. No supe de las declaraciones de Kutaragi sobre Matrix y el Emotion Engine. Mi desconexión de Internet me hizo un bendito ignorante de toda la polémica y fue un paraguas frente a la bilis que los vencidos escupían contra el “pensamiento único”. Estaba centrado en otros vicios y mi pasión por la PlayStation 2 se debe más a estos últimos años que a la natural transición de una plataforma a otra. Ya no pudo hacer nada para que eso suceda esta vez. Puede que penséis que gastarse lo que valía una PS2 las navidades de 2001 con un nivel de conocimiento y de interés más centrado en secuelas que en los valores absolutos de la industria -nueva IP, potencia técnica, posibilidades, desarrolladores comprometidos- es menos satisfactorio que comprar un sistema imbuido de sus promesas. Pero no creo que ese camino merezca la pena. No lo creo desde que me leí. No recordaba cómo era antes y por si os interesa saberlo sólo tenéis que echar la vista atrás en el blog, leyendo las primeras entradas. Igual desde fuera no se nota, pero yo veo un desgaste. Estoy atrapado en una telaraña de formalismos sobre lo que está bien y me veo impelido a justificar mi postura constantemente. El Ed primigenio que escribió con ánimo de ser escuchado pero sin esperanzas de ser publicado es una yuxtaposición al que ahora dirige este blog.
Radical contra RadicalMe cae bien el Radical Ed impreso, soy yo en pleno paso generacional a PlayStaton 2, pero varios años más viejo. Es el Ed que debiera dar el salto ahora a PlayStation 3. Un salto sin miedo. Despreocupado, como el que van a dar decenas de millones de personas que ahora compran PlayStations 2 a miríadas cada semana. El que desoye a los gurús de los videojuegos y escucha a sus críticos. El que se ilusiona por títulos y desconoce a los personajes de la industria. Como ya he dicho no puedo ser ya esa persona. Pero voy a tratar de parecerme. No voy a hacer una declaración de intenciones con metas concretas, pero voy a analizar con propósito de enmienda cómo se han planteado las cosas cuando se hicieron debidamente. Voy a observar a theGame.mag, como un faro en la bruma, para que me guíe en estos tiempos turbulentos donde se ha perdido la compostura. No creo que consiga buenos resultados, porque no puedo equipararme a un equipo de profesionales, pero saber que he errado en la senda ya es algo. Cuando leo esa publicación e incluso la primera era de Gamerah –bastante antes de que apareciésemos las hordas del fake por ahí- no puedo imaginar un partidismo que no sea positivo. Que no parta del ensalzamiento de este arte.
Nos estamos malacostumbrando. Oltar tenía razón. Perdidos en la tormenta de la alta resolución nos hemos aferrado a nuestra barcaza abanderada como si esta pudiese guiarnos. Somos nosotros los que debemos guiar nuestras ideas. Mantenernos firmes mientras el mercado arroja contra nosotros los vientos inciertos que nos tientan a ser cobardes y deshonestos. Las sirenas cantan ahora con una voz más nítida que nunca. Con el poder que les han dado los nuevos sistemas podemos ser atraídos a sus dudosos encantos si no hacemos oídos sordos. Debemos comportarnos con serenidad y buscar las respuestas en nosotros. Porque seremos nosotros lo que conviviremos con nuestras elecciones. Intentemos escindirnos de los maniqueísmos como hiciere en su momento cierto director de una revista y, al igual que él, asumir las embestidas de los engranajes chirriantes de esta catártica época. Cuando se van a cumplir dos años de su desaparición theGame.mag y Joan Piella, con su honesta fe en el sueño que perseguía, me han enseñado el bosque que los árboles no me dejaban ver. Y este artículo viene a ser un agradecimiento por enriquecerme de nuevo. De modo que si llegas a leer esto quiero darte las gracias, ¡muchas gracias Joan! :)
Mi amor declarado a la nueva consola de Sony siempre lo he achacado más a los aciertos de esta que a los fallos de la competencia. A pesar de mi odio hacia la Microsoft Corporation he de reconocer que los chicos de la división de juegos son buena gente. Después de todo, y al igual que Sony con Psignosys, han hecho de paraguas financiero para desarrolladores con talento como LionHeart Studios. Es decir, incluir un disco duro estándar en la PlayStation3 es un gran acierto, pero leñe, lo de la 360 no es un error: esa gente ha hecho los deberes y ha puesto un disco duro actualizable en el futuro, aunque sea comprándolo oficial. Todas estas impresiones han cambiado desde que he dado el saltito y como no aguanto ni un minuto más voy a empezar a publicar lo que he visto hasta ahora. Supongo que conforme vaya profundizando en el manejo del sistema tendré nuevas impresiones, de modo que voy a hacer este artículo episódico. Más que nada porque está muy de moda. De hecho puede que retrase el episodio dos un año o más y aproveche para sacar simultáneamente la versión PC y consolas, que es lo que atrae de los episodios. Si encontráis este texto menos legible de lo normal que sepáis que he dormido una sola hora. Para mí eso es como un subidón de coca.
¿Qué te voy a contar yo que no sepas ya de la nueva Xbox? Esta entrada parece venir con dos años de retraso, pero lo cierto es que algunas de las cosas que voy a poner aquí las he descubierto tras adquirir la consola –notable hecho teniendo en cuento el tiempo que paso en la red- y más aún, este es un blog personal donde aliviar un poco mis neuras. De modo que si no te interesa lo que un sonyer piensa de su 360 puedes leer un rato a Carlos Rodríguez-Braun -a ver si se te pega algo- mientras el resto de niños atiende.
Et tu CCCLX?
Esto es lo que yo sabía. La 360 venía a liquidar a su predecesora dando un salto prematuro y de paso, en una jugada cara pero buena, adelantarse a la inexorable competencia. Pese a eso la consola es muy potente y tiene una arquitectura gráfica más avanzada que la PlayStation. Además el precio es más competitivo y podrían usarlo como baza contra Sony si fuese preciso. Lo que nadie adivinaba en el año 2005 es que no hubiese ninguna rebaja -ni fuese necesaria según Microsoft Europa- antes de la salida de la consola rival para mantener una imagen de calidad basada en el precio. Una estrategia habitual y por lo demás correcta si se lleva bien a cabo -cosa que, adelanto, no se ha hecho-. Tiene un servicio online muy bien instalado. Tiene vibración en el mando. Y, a pesar de que a los programadores les ha cogido a contrapié tanta potencia, tiene algunos títulos que impresionan. Si quieres una consola para jugar esta es tu consola. O lo será a lo largo de este año, porque a nadie se le escapa que el bicho se ha muerto de hambre y mediocridad durante un año y que aún hoy tiene un catálogo muy dirigido al público más americanizado.
Lo de jugar ha de entenderse muy al pie de la letra. El online lo tiene bueno para jugar y pare usted de contar. Es la única consola desde la salida de la N-Gage que no lleva navegador de Internet ni tiene la opción de instalarlo. Choca un poco que la compañía que tiene el navegador más popular del mundo no haya sido por incluir algo parecido en su consola, pero eso forma parte de su estrategia de no pisar al PC que otros muchos desaciertos ha provocado y que iremos deshojando más adelante. Tiene, gracia llegados a este punto, recordar la campaña de marketing de Microsoft en una de sus revistas en la que aparecía la 360 machacándolo todo, incluido el PC. De todos modos no hubiese supuesto mucho avance respecto a la PSP porque la muy jodida tampoco reconoce teclados ni ratones USB y esto si que no tengo ni idea de porqué no lo implementan en una actualización. A todo esto en plena era de las baterías los mandos funcionan a pilas. A ver lo diré otra vez. ¡FUNCIONAN A PILAS! Es de risa. Risa es lo que te da cuando tienes que comprarte un kit de baterías o el cable de recarga para poder disfrutar ininterrumpidamente de tu consola por primera vez en la maldita historia de los videojuegos desde la Game Boy de 1992. Game Boy y N-Gage ¿se dan cuenta de los precedentes a los que se remontan algunas de sus disfunciones? Y lo de los mandos lo averigüé poco antes de tener la consola. No se crean. De no ser por los amables sufridores de la 360 de Anaitgames la habría pagado sumido en las promesas de Microsoft de un mañana mejor. A pesar de eso me la compro porque es un trasto sensacional y por la historia que tenéis por ahí.
Problemas en el paraíso
Si tienes una televisión HD lo primero que salta a los ojos de la 360 es la nitidez. Acostumbradas a recibir imágenes en baja definición estas televisiones estallan en colores cuando les conectas un reproductor de imágenes de alta definición. Hasta los DVDs se ven magníficos con el cambio de entrada. Lástima que no se hubiesen decantado por el HDMI. Claro que la salida analógica de HD no es una pérdida por la que llorar. Lo cierto es que el primer día que la conecté me quedé con la impresión de que podría haber sido un glorioso video-clip de Electric Six y sin embargo se ha quedado en lo que hay. Te enseña la pureza de un vídeo publicitario a 720p y a la vez te ensordece con su lector de DVD -siendo un componente tan barato no se explica que hayan sido tan agarrados con ese tema- que recuerda un poco a la frase esa de Paccino “Mira, pero no toques. Toca, pero no pruebes...”. Pero eso fue el primer día. Yo más feliz que unas castañuelas. Poco a poco, en sucesivas visitas a la casa de efebeí, en donde se recluía hasta que lo hubiese suspendido todo, se iban desvelando los puntos negros. En una de mis primeras visitas me encontré el disco duro con 223 MB libres. No podía bajarme los mapas del Halo 2. Pero ¿cómo es posible llenar 20 Gigas en apenas una semana? Primero porque efebeí es el verdadero groupie de Microsoft, con lo que con la emoción de tenerla se bajó muchas demos y vídeos, lo cual me lleva al segundo punto. Tal y como dijo Sony, el contenido en alta definición ocupa lo suyo por mucho que Ballmer le quiera quitar hierro al asunto. Y tres, es Kinder y está buenísimo. Quiero decir, que el sistema se queda con unos 7 gigas del disco duro sin venir a cuento. ¡Sorpresa! Está el modelo de 0 gigabytes y el de 13 gigabytes. Eso sí que no me lo esperaba. No dudo que la PS3 haga un uso parecido, pero el tema de la memoria está bastante mejor como ya sabéis. Bueno. Se puede vivir sin demos de mediocridades. No es tan grave. Si al fin y al cabo la memoria está para petarla con contenidos multimedia. Ya desde la primera Xbox se puede reproducir la música que quieras para sustituir a la original del juego ¡Que bueno! ¡Que bueno! ¡Que bueno! Pobre iluso.
Multiamedias
Obcecada con la protección de derechos de autor y decidida a impulsar un negocio unificado con su popular sistema operativo la Xbox 360 viene preparada para conectarse con el Media Center o el Windows de tu ordenador y reproducir el contenido de este. ¿Qué coño es el Media Center? ¿Y si no dispongo de ordenador propio? Pues agárrate los machos porque no te va a dejar hacer mucho más. Uno se pregunta en qué empleaba el calvito todos esos minutos de conferencia navegando por las pestañas del sistema. Si no me los hubiese saltado seguramente me habría dado cuenta que no se detenía mucho en la sección multimedia. La existencia de esta sección es una especie de burla al usuario. Y ahora es cuando cuento una de esas historias que tienen gracia porque son verdad, como mi experiencia con el Shenmue.
Ya en casa no me dio por probar las opciones hasta que el acercamiento a la consola dejó de ser compulsivo. Una vez pasado el mono de lo nuevo y reluciente empecé a frotarme las manos. Hay que ver que buena idea, la música que me de la gana en el juego que me de la gana. Voy a tener que borrar más demos. Si me hago una colección de música típica americana que vaya bien con el Mad World hasta puede que me pille el Gears… de segunda mano. Según alardeaba efebeí el iPod era completamente compatible con la consola. Jo, jo, jo. Esta va a ser buena. Efectivamente, lo lee todo y mantiene las mil clasificaciones del aparato. Vaya, no veo la opción de copiar la música. Esto es cosa del Jobs. Su obsesión por que todo quede dentro de sus programas. Ah… como es este Steve. No nos alarmemos tengo una PSP que en modo USB es como un pen de cuatro gigas. Bien, puedo reproducir la música. Pero no puedo copiarla. Si no deja desde un dispositivo de almacenamiento ¿cómo copio la música? ¿Transmitiendola desde el PC vía USB o LAN? Bueno ya me informaré -¿sabéis que los foros de la página española de Xbox están en inglés?-. Veamos si puede reproducir el vídeo en MPEG4 que tengo también en la portátil. No lo reconoce. Claro. Estos de Sony y sus formatos de compresión raros. En fin. En una visita efebeí me comentó que tendría que hacerlo desde un disco. El día que se me ocurrió meter un DVD con música estuve en las mismas. Posteriormente mi amigo me lo aclaró. Sólo puedo meter la música que tenga en CDs de música. O no. El Gears of War es ya sólo un rinconcito polvoriento en la habitación de mis intenciones, junto a un disco original de Gary Jules. ¿Y los vídeos qué? ¿Es que nadie piensa en los vídeos? Vale. Creo que lo voy cogiendo. Todo desde el Reproductor de Windows. Ahora ya deberíais empezar a oír la Marcha Imperial de La Guerra de las Galaxias en vuestras cabecitas. De repente los veinte… trece gigas me parecían un exceso. Más que nada por la pereza de ir buscando la canción adecuada en el disco adecuado, grabarla y dejarlo todo en su sitio. Que mal pensado Bill, que mal. Pero ¡beh! Al fin y al cabo es una pijadita más de la que puedo prescindir, la música de los juegos es bastante buena y en cuanto a los vídeos… bueno voy a tener una PlayStation3, no me importa mucho lo que pueda o no hacer mientras le caliento la consola a efebeí.
Oltar me ha dejado un DVD con los doce primeros capítulos de Heroes. Habrá que verlo. Cuando la bandeja de mi 360 se cerraba me dio la impresión de que ésta me miraba enternecida con su único ojo, como el que mira a un niño que pregunta si puede usar un CD en un tocadiscos. Tal y como ya me temía la 360 no tiene un amplio abanico de descodificación de vídeo que digamos y no lee ese tipo de vídeos. ¿Qué tipo de vídeos lee entonces? Eso lo veremos en el siguiente episodio. Desde luego la SGAE tiene que estar encantada con el mamotreto este. Ya no es copiarlo, es que la muy perra ni lo reconoce. Vale. Bien. Que te den bonita. Pero no se rían todavía, aún hay más. Escribiendo un mensaje en el interfaz me di cuenta de que el tema -Halo- que había elegido a la ligera la primera vez era un poco confuso para escribir. Toqueteando las opciones del sistema empecé a personalizar las pestañas y por fin lo veo: “Establecer imagen de fondo” Cojonudo. Si puedo poner una imagen de fondo es que puedo almacenar una imagen. Entonces podré hacerme mi propia imagen de jugador con la tableta, almacenarla y seleccionarla cuando el sistema me diga que elija una imagen. Pero por partes que es de noche y no puedo dibujar: primero el fondo. Cojo el DVD que todavía andaba por ahí -bueno esto es como un sketch de Benny Hill, se ve venir a la legua- y efectivamente y ¡no! ¿eh? No se pueden meter imágenes, aunque sí puedes elegir una para que el sistema la almacene -seguramente en alguna parte de los 7 gigas esos- y la use de fondo. Al día siguiente me aburrí del dibujo del Jefe Maestro y decidí cambiarlo. Aquí llegó el acabose. Veamos que tengo en la PSP. Hombre mira, esta imagen quedará muy bien pixelizada, dándole un aire retro a la consola. Conecto y me doy un paseo por mis imágenes almacenadas disfrutando de la HD Era en todo lo suyo. Bueno, no he visto la que quería… me la habré saltado… Pues no. ¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean, señores! La primera consola “next gen” que no lee archivos de imagen PNG ni BMP -no he probado con los gifs pero tengo la impresión de que sólo lee JPG-. Sinceramente no es que roce el absurdo. Es del todo absurdo.
Y hasta aquí voy a llegar hoy. Me he dejado algunas cosas en el tintero pero creo que será mejor cortar por aquí y dejar que el hatemail me inspire para el próximo capítulo.
Próximo episodio: Ronquidos
Levanté en alto mi espada mágica y dije : "¡POR EL PODER DE GREYSKULL!"
Sí señores. Me he agenciado la primera temporada de He-Man. Y es que esta serie, junto a Dragones y Mazmorras, forjaron el carácter de éste su servidor. Lo de levantar la espada es como el kameha de Dragonball, todos lo hemos intentado alguna vez.
Con esto de pequeño, sólo había dos opciones : o hacerte metrosexual o seguidor de los Manowar. No hay término medio. Y yo soy demasiado peludo para hacerme la cera. ¡Yo tengo el poder!
¡No deje que su compañía vuelva a ser adquirida por una empresa de pachinco! Ahora tiene Super Rub'a'Dub. Utilice la demo desde la PlayStation3 de su hogar para ensayar esa presentación tan importante que tiene usted mañana en Los Angeles. Emule al mito empresarial Phil Harrison en uno de sus más celebrados éxitos. Con nuestra demo para todos los públicos no le será difícil convencer al mundo de que sólo su computador puede manejar algo tan versátil y complicado como los patitos. No pierda esta oportunidad de convertirse en la envidia de todos los fanboys. Llame ahora y le diremos que espere hasta Marzo.
Y da la casualidad que el mismo día que recibo la foto de el antagonista de Soul Reaver leo en HardGame2 que los chicos del On Team van a atreverse con la saga en un programa especial de radio esta noche. Que un grupo de frikis haga un programa de radio por Internet sobre una saga tan minoritaria no sería noticia de no ser porque el último programa de radio por Internet que escuché –que no fuera de Oltar- fue precisamente porque abarcaban este tema. Y es que fue tan penoso el tratamiento que se le dio, tan mal informado y tan desinteresado que me hirvió la sangre tras escuchar el recital de lectura de las cajas de juego. Sospecho que fue el único medio con el que se aproximaron a un disco de Raziel aparte de una rápida búsqueda en Google. Por supuesto no me importa señalarles con el dedo. Los criminales pertenecen a la radio de Game Pod y aquí podréis descargar el capítulo 57, donde confirmaréis mis palabras. De modo que desde Radio Hipotálamo tomaremos buena nota del desarrollo del programa de ultimONivel y mañana vendrán las alabanzas o los desmembramientos. El primer agravio lo he dejado pasar, pero ante una nueva mirada de la radio a mi más querida saga he decidido sacar a la luz la primera chapuza y supervisar aviesamente el programa que empieza hoy a las once de la noche.
Veredicto: Muy bien señores de On. Tratar de abarcar semejante saga en radio era osado y por tanto no se puede hacer perfecto. Pequeñas confusiones aparte se ha tratado el tema de la mejor forma posible, relatando sin llegar a revelar en demasía y analizando cada título con una persectiva cuanto menos diferente. Se nota que se ha hecho con ilusión. Un pero: han sido demasiado benevolentes con el Blood Omen 2 -infame a todos los niveles-. Lo dicho, había amor y eso se agradece. Descargadlo ya.