martes, febrero 27, 2007

Joan Piella

“Nos estamos malacostumbrando” sentenciaba Oltar hace unos días mientras jugaba al Project Gotham Racing 2. El juego corría en una de las tres teles HD de efebeí con el consiguiente reescalado y pérdida de vistosidad. Tras haber albergado a la 360 la diferencia era notoria y efebeí, Gabs y yo comentábamos los aspectos técnicos: resolución, profundidad del color, etc. Al principio no hice mucho caso de la frase de mi amigo, pero hace poco me he dado cuenta de cuán cierta es. Y es que el amigo Oltar cuando quiere es desconcertantemente preclaro.

De Commander Chuache a Radical Ed
Hace poco me puse a reflexionar en cómo entré en mi actual ciclo centrado en las consolas. No sé si me repito, pero voy a aclarar esta parte de mi personalidad. Tengo muchas aficiones. Demasiadas según la opinión de cualquier persona cabal. Pero no están en armonía, robándome tiempo en la misma medida. Usualmente hay algún hecho que, ya por hacer más atractiva esa afición, ya por desgaste del hobby anterior, atrae mi interés sobre un tema en concreto. Precipitándome así a una vorágine de tiempo perdido e intercambios monetarios a espuertas. Es el inicio de uno de mis ciclos. Ya hará un par de años desde que mi mundo gira en torno a las consolas y empiezo a sentir síntomas de deterioro en mi interés, lo cual me llevó a preguntarme cómo me metí en este berenjenal. No es que antes no comprase juegos o no me informara esporádicamente de los eventos más importantes, cada afición queda latente y funcional mientras la que asume el control absorbe la mayor parte de mis recursos, aunque no todos. Y entonces recordé que al igual que he hecho esta mañana, hace unos años pasaba por delante del kiosco más vistoso de mi barrio y, al igual que esta mañana, encontré una publicación que llamaba poderosamente mi atención. Su cuidada encuadernación me vendió la revista de inmediato, a pesar de que su portada era el Jefe Maestro con sus dos horrendas metralletas de juguete del Halo 2. Lo que quiere decir que si Joan Piella, director de theGame.mag, no hubiese contratado a gente de buen gusto para crear el look de la revista muy posiblemente tú, eventual lector, no sabrías quién es Radical Ed -algo que hubiese pasado si se hubiese presentado como una Super Juegos cualquiera-. Hará un par de días me puse a releer mis viejos números de la revista y lo que encontré no me gustó nada. Como si de espejos se tratasen, sus páginas me revelaron lo más terrible que puede encontrar cualquier hombre: a sí mismo. Pero antes de reflexionar sobre esto hagamos un poco de historia sobre cómo he llegado hasta aquí.

Trust in my self-righteous suicide
La compra de ese primer ejemplar de theGame.mag me dio lo que hacía años que no tenía: amparo. Es cierto que ya tenía banda ancha desde hacía tiempo y que conocía páginas como Gamespot, pero siendo la construcción del ejército Tiránido más grande del país mi principal objetivo por aquel entonces, mi contacto era tangencial y me servía meramente para informarme de algún asunto en particular. Nada que ver con la insaciable sed de noticias con la que ahora visito news4gamers -sección PS3, claro- o hardgame2. Empecé a leer los primeros indicios de un cambio generacional –sí: no había caído en que ya tocaba- y volví a disfrutar de una crítica especializada. Cuando crearon su blog yo me registré en Blogger, lo cual me dio automáticamente este espacio en la red. Y este blog es un buen registro del impacto que ha tenido sobre mí la vuelta al mundo del silicio. Pero lo que fácil viene fácil se va. La revista cerró devolviéndome al desamparo en el que me encontraba pero más hambriento de contenido que nunca. Después vinieron muchas páginas en mis favoritos, gamerah, la corrupción de efebeí y –como diría Mercury- todo lo que viene con ello.
He estado moviéndome en el enrarecido cambio generacional a tientas. Adquiriendo un conocimiento sin precedentes en mi vida no ya sólo sobre el futuro, sino también sobre el pasado de los videojuegos. He leído un millón de veces lo que el redactor de turno opina que es el verdadero criterio con el que ha de medirse un juego. He aprendido nociones de estética y despertado sensibilidades que ni siquiera sabía que tenía. He racionalizado mis sentimientos, mis afinidades y las de los demás. Me he convertido en un tertuliano de tres al cuarto, heraldo de una causa que no me incumbe. Junto con mis amigos -inevitablemente arrastrados por mi influencia- hemos seguido y comentado feria tras feria, pantalla tras pantalla. Ya no nos conformamos con menos que un vídeo en alta definición. Hemos ocupado banda ancha y llenado discos duros con tráileres como para colapsar un pequeño país africano. Me he llegado a cabrear y mucho. Me he implicado, no es que no lo haya hecho antes en otros ciclos, pero el grado con el que lo he hecho esta vez colma el vaso. Mi estancia casi permanente en la red es sólo una parte de eso. La batalla dialéctica que mantengo con efebeí es una parte muy importante de todo esto. Hablar con el primer aspirante a historiador práctico de los videojuegos me ha hecho ceder posturas en demasía y he perdido parte de mi apreciación personal. He llegado a aceptar aquello que no es reflejo de lo que me gusta. Lo que a me gusta debiera serlo todo en cualquier afición. No existe una verdad objetiva por la cual el Crackdown me deba merecer el más mínimo interés. Pero lo que realmente me ha hecho perder -a mí y a más de uno- la perspectiva es el cambio de generación y el torrente de tinta que se esta llevando por delante la cordura de páginas webs enteras.

Tú no eres tú, eres yo
Y de este modo llegamos a antes de anoche en que me decidí ojear la revista que me hizo volver la cabeza hacia los juegos de nuevo. En el mundo de hoy en día se hace raro leer una revista donde se idolatra al Halo y que babean por un Ridge Racer. Al menos en la prensa con criterio. Todo es ahora cinismo, ironía, ofuscación, exaltamiento. Aunque supongo que lo que más me chocó es leerme a mí mismo. Típico de un egocéntrico. Lo que al principio fue un empujoncito a mi autoestima es ahora un recordatorio de cómo ya no soy. He seguido antes un cambio de generación con ahínco: cuando llegaron los rimbombantes procesadores RISC. Acabé comprándome los tres sistemas y disgustándome con dos. El tener una Xbox 360 debajo de mi televisión y estar preparando una serie de artículos que la critican no es una señal nada halagüeña, más bien indica que la historia quiere repetirse. Creo que la mejor transición que he hecho nunca ha sido de PlayStation a su segunda parte. Apenas supe de nada de la Dreamcast. Nunca contemplé otra posibilidad. No supe de las declaraciones de Kutaragi sobre Matrix y el Emotion Engine. Mi desconexión de Internet me hizo un bendito ignorante de toda la polémica y fue un paraguas frente a la bilis que los vencidos escupían contra el “pensamiento único”. Estaba centrado en otros vicios y mi pasión por la PlayStation 2 se debe más a estos últimos años que a la natural transición de una plataforma a otra. Ya no pudo hacer nada para que eso suceda esta vez. Puede que penséis que gastarse lo que valía una PS2 las navidades de 2001 con un nivel de conocimiento y de interés más centrado en secuelas que en los valores absolutos de la industria -nueva IP, potencia técnica, posibilidades, desarrolladores comprometidos- es menos satisfactorio que comprar un sistema imbuido de sus promesas. Pero no creo que ese camino merezca la pena. No lo creo desde que me leí. No recordaba cómo era antes y por si os interesa saberlo sólo tenéis que echar la vista atrás en el blog, leyendo las primeras entradas. Igual desde fuera no se nota, pero yo veo un desgaste. Estoy atrapado en una telaraña de formalismos sobre lo que está bien y me veo impelido a justificar mi postura constantemente. El Ed primigenio que escribió con ánimo de ser escuchado pero sin esperanzas de ser publicado es una yuxtaposición al que ahora dirige este blog.

Radical contra Radical
Me cae bien el Radical Ed impreso, soy yo en pleno paso generacional a PlayStaton 2, pero varios años más viejo. Es el Ed que debiera dar el salto ahora a PlayStation 3. Un salto sin miedo. Despreocupado, como el que van a dar decenas de millones de personas que ahora compran PlayStations 2 a miríadas cada semana. El que desoye a los gurús de los videojuegos y escucha a sus críticos. El que se ilusiona por títulos y desconoce a los personajes de la industria. Como ya he dicho no puedo ser ya esa persona. Pero voy a tratar de parecerme. No voy a hacer una declaración de intenciones con metas concretas, pero voy a analizar con propósito de enmienda cómo se han planteado las cosas cuando se hicieron debidamente. Voy a observar a theGame.mag, como un faro en la bruma, para que me guíe en estos tiempos turbulentos donde se ha perdido la compostura. No creo que consiga buenos resultados, porque no puedo equipararme a un equipo de profesionales, pero saber que he errado en la senda ya es algo. Cuando leo esa publicación e incluso la primera era de Gamerah –bastante antes de que apareciésemos las hordas del fake por ahí- no puedo imaginar un partidismo que no sea positivo. Que no parta del ensalzamiento de este arte.
Nos estamos malacostumbrando. Oltar tenía razón. Perdidos en la tormenta de la alta resolución nos hemos aferrado a nuestra barcaza abanderada como si esta pudiese guiarnos. Somos nosotros los que debemos guiar nuestras ideas. Mantenernos firmes mientras el mercado arroja contra nosotros los vientos inciertos que nos tientan a ser cobardes y deshonestos. Las sirenas cantan ahora con una voz más nítida que nunca. Con el poder que les han dado los nuevos sistemas podemos ser atraídos a sus dudosos encantos si no hacemos oídos sordos. Debemos comportarnos con serenidad y buscar las respuestas en nosotros. Porque seremos nosotros lo que conviviremos con nuestras elecciones. Intentemos escindirnos de los maniqueísmos como hiciere en su momento cierto director de una revista y, al igual que él, asumir las embestidas de los engranajes chirriantes de esta catártica época. Cuando se van a cumplir dos años de su desaparición theGame.mag y Joan Piella, con su honesta fe en el sueño que perseguía, me han enseñado el bosque que los árboles no me dejaban ver. Y este artículo viene a ser un agradecimiento por enriquecerme de nuevo. De modo que si llegas a leer esto quiero darte las gracias, ¡muchas gracias Joan! :)

16 comentarios:

Unknown dijo...

Se que voy a ser el único que considera encantador la retaíla de tópios del último párrafo pero ¡bah! Ni que decir tine que este has ido mi texto más personal.

Unknown dijo...

efebeí, señoras y señores.
"Estoy atrapado en una telaraña de formalismos sobre lo que está bien y me veo impelido a justificar mi postura constantemente"
Está todo ahi. Por cierto mañana ya con tiempo corrijo el tema de la letra.

Unknown dijo...

No has entendido nada.

Anónimo dijo...

"pero siendo la construcción del ejército Tiránido más grande del país mi principal objetivo por aquel entonces"

xdddddd

Ahora en serio, si trasladas tu personaje internauta a la vida real sin diferenciar entre el fake y el no-fake es que tienes un grave problema. Es bueno darse cuenta, pero es triste que te des cuenta ahora.

A eso me referia cuando comentaba tu articulo sobre "analisis de mercado". Puede que no seas asi, pero tu personaje ha devorado tu logica y tu despreocupacion las cuales intuyo que tuviste en algun momento gracias a este texto.

No hay porque sentirse mal mientras juegas a la 360, ni mientras haces uso del live, porque, amigo mio, la consola es buena, ¿a quien le importa de quien sea?. Tampoco hay que sentirse mal mientras juegas a la Ps2, porque Gran Turismo es grande (muy grande) y su catalogo acojonante.

Me gusta Rez, Gran Turismo, Lumines, Shenmue, los Moto GP de Namco, los R-type, Wario Ware Touched, NSMB, Wipeout, PGR2, PES y Gears of War. Hence, me gustan los putos juegos y me la soplan los formalismos. Por eso me comprare una PS3, para jugar a mi Gran Turismo HD. Y, si no eres capaz de ir mas alla de los formalismos y fakes varios sera mejor que te retires a esa esquina a reflexionar sobre lo que has hecho y si mereces ese 26 al lado de la ficha de edad de blogger.

Unknown dijo...

No es cuestión de dejarse llevar arrastrar por el nick -estaría bueno-, sino por la red. Y vamos a aclarar esto por aclamación del público -creo que he sido tal vez demasiado oscuro- NO estoy hablando en ningún momento de sistemas. Esto NO va de PS3 y 360. Hablo de dialectica, perspectiva y formas. En concreto las mias.
Sabía que me pasaba con las metáfora pero no me importa, tampoco creo que sea tan dificil ¿no?

Akira Sanz dijo...

Desconectémonos de internet durante una temporada (respecto al tema de las consolas) volvamos dentro de unos meses :)

Anónimo dijo...

"Y, si no eres capaz de ir mas alla de los formalismos y fakes varios..."

Perspectiva, tu lo has dicho.

Unknown dijo...

¿Para qué quiero un psicólogo si tengo este blog para desahogarme? Y además quería agradecer a Joan su refrescante perspectiva, que contrasta con tu visión de tunel.

Anónimo dijo...

"Y además quería agradecer a Joan su refrescante perspectiva, que contrasta con tu visión de tunel."

xddddd

efebei nenaza.

Sammael dijo...

Y nada, que estos tres parecia que no se enteraban de que iba la historia... (supongo que se hacian los suecos...)

Aparte de eso; juer, que recuerdos de la TheGame.mag,... Yo que no me pillé el 1er numero precisamente por la portadita del Halo 2 de marras (estaba muy hasta los cojones del bombo que se le daba y se le da, algo parecido como lo que me pasa con el Gears of War) y ahora, con todos los demas en mi mano (impresión del numero 0 inclusive. Gracias Mothrah ;)), lamento muchisimo tanto el no tener ese preciado ejemplar como el hecho de la desaparición de la UNICA revista "apolitica" en el mundillo.

Muchas cosas hubieran pasado si no hubiese salido theGame.mag (Entre ellas el no conocernos gracias a Gamerah ^^U), pero muchas mas cosas y todas buenas para nosotros hubiesen sucedido si la revista hubiese salido del foso economico en el que se encontraba y todavia siguiera en pie (¿el fin de la guerra entre fanboys en gran parte del pais? Quien sabe...)

En resumen: ¡¡¡Tres hurras por la fisicamente desaparecida (al contrario que en nuestros corazones) theGame.mag!!!

P.D: Ains! Que emotivo ha quedado todo! ^^U

P.D. 2: Sammael modo revienta-paginas-de-comentarios strikes back...

Anónimo dijo...

Es la manera que tengo de espolearte para que pongas fin a 'bullyismo' que Ed ejerce sobre ti.

Por cierto, ¿que le ves al FEAR Ed?, teniendo el Lost Planet...

Unknown dijo...

Ya te lo dije en el mail: ¡esto del live es indecente! Se siente uno desnudo. El FEAR ha sido, desde que le eché las zarpas encima, mi juego favorito para esos momentos en los que dices "bah, sólo me apetece hacer blancos". El Black también cumple bastante bien en eso. En el Lost Planet estoy atascado con el boss de la pantalla 11 y tiene todas las papeletas de quedarse ahí como hizo el Metroid Prime en su momento. La dificultad absurdamente alta de los jefes en los juegos de capcom -en los que sueles arrasar a los enemigos normales- han chocado esta vez con un horrible sistema de control -que no tiene nada que ver con el del juego, es uno específico de esa pantalla- y convierten a ese tipejo en una experiencia insufrible y aleatoria sin una luz al final del camino.
Y asustarse mola :)
Además tu no tienes excusa, que siempre te veo conectado a ese Counter Strike vistosamente presentado.

Por cierto si hay alguien aquí que ejerce bullyismo es efebeí con sus incendarios comentarios y su maquinaria de propaganda fascista. De modo que no me lo espolees.

Sammael dijo...

Es cierto, efebei no comenta, solo suelta mitines consoleros. (como un servidor hacia en Gamerah tiempo atras a su modo ^^U)

Anónimo dijo...

"Además tu no tienes excusa, que siempre te veo conectado a ese Counter Strike vistosamente presentado."

Lo reconozco, juego con mis amigos a Gears of War.

No habia tenido una sensacion tan marcada de "comunidad de jugadores" desde Chu Chu Rocket y DreamArena.

¡VIVA SEGA COÑO!

Unknown dijo...

¡Segueros! Tengo el blog lleno de segueros.

Anónimo dijo...

Gracias por escribir el artículo, Radical Ed. Hace tiempo que vi en tu blog que hablabas de la tristemente desaparecida The Game.Mag y me gustaron mucho tus comentarios.

No me des las gracias a mi por hacer la revista, soy yo el que os las da a vosotros, los que todavía pensáis en ella de vez en cuando, solo por eso ya valió la pena hacerla, aunque se me fue media vida en ello.

Gracias de nuevo, de verdad.

Joan Piella (el de verdad, cojones).